Proyecto Preservativo para Vulvas: un reclamo que debe ser colectivo

Escribe: Sofía Lecot

Fotos: cortesía de PPV

Además de la falta de oferta de métodos de protección que no sean el preservativo convencional las personas con vulvas que eligen otras prácticas sexuales por fuera de las heteronormadas se encuentran con falta de respuestas y desinformaciones, exclusiones y violencias, no sólo desde el Estado sino dentro de los consultorios ginecológicos. Es a partir de esta problemática que nace el Proyecto Preservativo para Vulvas (PPV).

Sofía Helena Fontana, estudiante de filosofía y artes de la escritura y parte de les fundadores de PPV, conversó con Revista Peutea sobre la organización, los objetivos y las motivaciones que motorizan el proyecto. 

PPV (@proyecto.preservativovulvas) está formado por autoconvocades de diversas identidades. Es una organización horizontal creada en marzo de 2019, con asambleas periódicas y comisiones de trabajo. El puntapié inicial son necesidades específicas en un contexto donde la producción de preservativos y la distribución gratuita están limitadas a cierto tipo de prácticas sexuales heteronormadas. El resto de las personas se convierten en “malabaristas y artesanes” para acceder al derecho a la salud sexual.

Pero PPV no abarca únicamente la problemática del preservativo para vulvas, sino que además alerta de la falta de respuestas y de la necesidad de una educación sexual integral (ESI) y de perspectiva de género en los consultorios ginecológicos, donde muchas veces no hay respuestas a preguntas básicas como qué preservativo usar o qué probabilidad de transmisión de enfermedades hay. Si bien muches profesionales de la salud han ido incorporando otra mirada, aún existe una gran cantidad que no respetan pronombres, nombres e identidades de género. Identificadas con este malestar, muchas personas se acercaron a PPV después de la primera comunicación que hicieron como organización, que no tardó en viralizarse.

PPV tiene principalmente cuatro ejes de reclamo al Estado: 

-Diseño, producción y distribución gratuita de un preservativo para vulvas que cubra la vulva por completo, no solo la vagina.

-Distribución gratuita de preservativos y métodos de protección ya existentes en el mundo, pero que en Argentina no hay todavía, como el preservativo vaginal, los dedales, y las máscaras para sexo oral o los campos profilácticos.

-Diseño y aplicación de protocolos de Atención de Salud Sexual, en hospitales públicos y privados. 

-Impulsar y desarrollar investigaciones para cada uno de los primeros tres ejes, e incluir dichas investigaciones en la ESI.

Hasta el momento, en ningún país se ha creado un preservativo para el frotamiento de vulvas, conocido como tribadismo. En países de Asia hay prototipos que se acercan, pero la mayoría están diseñados para penetración pene-vagina o sexo oral, convirtiéndose solamente en una solución provisoria. No se puede saber si sirven porque no se importan y no se pueden probar, al no estar diseñados para el tribadismo, nadie puede asegurar si funcionan o no. 

PPV es la primera organización en tratar este reclamo específicamente e impulsar la creación de un proyecto de Ley, como el que se presentó en septiembre de este año en la Ciudad de Buenos Aires, firmado por la legisladora Lucía Cámpora. Hay luchas y organizaciones en distintos países que articulan temas referidos a la ESI y la falta de métodos de protección, pero ninguna tiene como fin este tema. Incluso, estudiantes de todas partes se acercan al proyecto para informarse, o para investigar acerca de la temática. 

Para poder impulsarlo desde el Estado, Sofía comenta que se requiere que primero haya demanda y oferta en las farmacias. Sin embargo, las demandas existen y la oferta privada no. La falta de opciones y de información al respecto es una calesita alimentada por el desinterés del Estado y de las empresas privadas para llevar a cabo investigaciones y desarrollo en el área. Las opciones reales que hoy poseen las personas con vulvas que no practican sexo heterosexual son campos profilácticos caseros, incómodos, que no dan protección completa y que no todes saben hacerlo. 

Históricamente, el patriarcado ha puesto al útero al servicio del Estado y la salud sexual siempre tuvo foco en la anticoncepción. A los genitales se los denomina aparato reproductivo, el goce y el deseo sexual de las personas vulvo-portantes se relega y se imponen ciertas prácticas como correctas y obligatorias. Esta cadena sin fin de invisibilizaciones articula muchas luchas que hoy ponen en jaque las estructuras de la sociedad. PPV entiende que son parte de algo más grande y por eso, en constante conversación con otros reclamos, hacen frente a una problemática que vulnera uno de los derechos más básicos. 

Actualmente, dado el contexto de pandemia, están haciendo foco en la comunicación por redes y redactan un proyecto de Ley en alianza con sectores políticos. “En un futuro la idea es que la organización pueda independizarse y trabajar en su propio proyecto sin necesidad de aliarse con legisladores ni diputades partidos políticos”, comentó Sofía.

Antes de la pandemia, para dar a conocer PPV, hacían muchos eventos y presenciaban muchas marchas. Ahora el acercamiento tiene que ser otro. Si bien ya no tienen la militancia en las calles y los viajes para abrazarse y contenerse, crean espacios virtuales donde charlar vivencias y experiencias. En sus conversatorios, invitan a todes a participar y, a partir de preguntas disparadoras, problematizar en conjunto todas las violencias y buscar maneras de cambiarlo. Sofía, citando a Susy Shock, asegura que “la militancia tiene que ser también un espacio para poder sanar”. Con la pandemia, la militancia en PPV tuvo que mutar y, además, sortear el desafío emocional que implica el encierro y la contención a distancia. 

Sin información no hay libertad de elección y todes debemos tener el derecho, no solo a la salud sexual, sino también al placer seguro. PPV sabe que no es momento para aflojar y por eso invitan a todes a sumarse, a su manera, en este reclamo colectivo.