“Las energías del ciclo menstrual no deben restringirse ni controlarse, puesto que el hecho de bloquearlas o cortarlas puede hacer que se vuelvan destructivas; por el contrario, deben aceptarse como un flujo que tiene su propio modo de expresión y contra el que no debemos luchar. De este modo evitamos correr el riesgo de hacernos daño tanto física como mentalmente”.
Los dones del ciclo menstrual – Miranda Gray
Por Candelaria Hernández y Solange Idalgo
Ilustración: Naara Schonfeld
Decir que la menstruación es uno de los grandes tabúes de la sociedad quizás no sea novedad, como tampoco lo es afirmar que mujeres hablando de sus propios cuerpos, de sus sensaciones durante el ciclo, es una situación cotidiana que vivimos y que no podemos dejar de explorar.
Hablar de menstruación es un hecho político desde que empieza hasta que termina. Hablar del ciclo es hablar de conocernos, investigarnos, identificarnos en nuestros propios procesos. Hablar de elementos de gestión de la menstruación es reconocernos parte de una red que, como otras que vamos tejiendo, nos conduce a re-pensarnos mujeres, cuerpos, vínculos, elementos. Y esta red empezó a tejerse hace rato, de la mano de mujeres que reconocieron las preguntas y buscaron respuestas. Para saber un poco más sobre las distintas formas de gestionar la menstruación, hablamos con las creadoras de tres proyectos, tres hechos políticos que tocan algunas de las aristas imprescindibles para esta discusión.
Uno busca rescatar la experiencia del ciclo como espacio íntimo y personal pero en vista de entenderlo como un espacio colectivo, respetuosa de los sentires de cada mujer que cicla y que tiene su propio ritmo.
Otro, nacido en Córdoba, llega para contarnos cómo es trabajar en red de mujeres, para mujeres, con elementos de gestión realizados por mujeres. Empoderamiento y trabajo asociativo con la menstruación como punto de partida.
Y el último se trata de un hito de acción directamente política, que puso la palabra menstruación en el Congreso y llegó para recordar lo que la ley ya dice: son los Estados los que deben ocuparse de derribar cualquier obstáculo que impida el desarrollo pleno de la mujer y el acceso a sus derechos humanos.
LUNAR – AMA TU RITMO
Lunar APP es una aplicación gratuita para celulares que permite seguir el ciclo menstrual desde una mirada innovadora: prioriza la percepción de la mujer y el vínculo con las fases de la luna. Nació en el verano de 2016 como un espacio de autoinvestigación que sus creadoras habían comenzado a recorrer poniendo el propio cuerpo. Esa experiencia personal previa de Ania Fukelman e Irina Corsunsky, abrió paso a la comprensión de los momentos del ciclo femenino no sólo a nivel fisiológico – biológico sino también energético, anímico, subjetivo, vincular y elemental. La observación de esos aspectos fue nucleada en las ganas de que otras personas tengan esa alternativa de conocimiento sobre la menstruación, mirando un poco a lo esencial y otro poco a lo sagrado.
Entonces una comunicóloga y una psicóloga desandaron conceptos adquiridos desde sus propios intereses, partiendo desde la mirada rupturista que Miranda Gray plantea sobre el ciclo a fines de los años ‘90. Claro que los niveles de interpretación y expresión varían al igual que varían las formas de ser, por eso las creadoras de Lunar APP no construyeron la herramienta desde una perspectiva categórica o determinista, sino reforzando el proceso propio y el espacio para la autoexploración sobre el ciclo menstrual.
Así como la publicidad busca captar nuestra atención para que consumamos cosas innecesarias, este proyecto autogestivo desafía la demagogia creando un recursero agradable, breve y reflexivo. Mediante una aplicación móvil, la percepción cobra fuerza ya que información y cuerpo se sincronizan. Esto da como resultado que se genere un lenguaje “más humano” de unas a las otras a través de un elemento externo como un celular, creando sensibilidad a través de una pantalla.
“La opción de añadir un espacio de notas en APP Lunar tiene que ver con una noción de investigación personal para que nosotras elijamos qué investigar sobre el ciclo, registrar libremente lo que va sucediendo. El cuidado en el lenguaje, no ser categóricas ni deterministas son las bases espirituales de la aplicación que se gestó en nueve meses de pura reflexión e investigación”, nos contaron Irina y Ania.
Ambas trabajaron con arquetipos ya existentes, comprendiéndolos y visualizándolos con la idea de dividir el ciclo en cuatro fases, cuatro momentos: “la Chamana”, “la Joven”, “la Fértil” y “la Menguante”.
Estas instancias a la vez están cruzadas por los cuatro elementos que remiten a las emociones y sensaciones (agua), a lo práctico (tierra), al “crear y creer” (fuego) y a la mente y la red (aire).
Lunar APP acompaña el cambio de paradigma personal de cada mujer, que depende de la sensibilidad y el contacto con la percepción corporal. Acabar con la noción de incomodidad, molestia y la creencia del “mal necesario” que no tiene derecho a sentirse libremente, sentir el ritmo de los movimientos fisiológicos, hormonales y celulares determina la conciencia sobre la cadena bioquímica y energética en la que se codeterminan cuerpo y mente de una mujer.
“La asimilación de una nueva mirada tiene que ver con una búsqueda general de la salud. Fui transformando mi vivencia como agente de salud y el ciclo femenino, la salud sexual, la reproducción, la fertilidad son parte de la responsabilidad y el derecho sobre el propio cuerpo”, relata Irina.
Para Ania, el puntapié está en “conocer distintas prácticas de introspección que tiene cada humano, más precisamente validar el poder de sentirse, escucharse y conocerse durante el ciclo más importante del cuerpo de la mujer. Cuando la mirada vira hacia la autogestión, y la mujer toma decisiones, se cae de maduro”.
Lunar APP también ayuda a tener en cuenta aquellos ciclos dolorosos que sufren las mujeres sin preguntarse siquiera porqué, acostumbrándose a que el dolor está bien y que hablar de ello no está permitido.
“Una de las cosas que me gusta mucho de la ginecología natural es que justamente dice que lo que está bueno de hacer ese recorrido de autoconocimiento, de mirarte y hacer la parte autogestiva, también te va a ayudar a darte cuenta cuando estás en desequilibrio y necesitás consultar con un especialista, por ejemplo”, explica Ania. En ese sentido la aplicación busca, mediante un medio accesible, que la relación con la salud tenga otra posibilidad de ser registrada y vivida.
https://www.lunarcomunidad.com/
FLOR DE LUNA – Feminidad Consciente
En Córdoba, un grupo de mujeres produce toallitas femeninas, protectores diarios y protectores mamarios ecológicos. Además encuadernan y editan libros, distribuyen copas menstruales y dictan talleres de autoconocimiento para mujeres. Mediante estos productos construyen una manera sustentable, económica y sana para vivir el ciclo menstrual. Trabajan de manera autogestiva y horizontal: “ libertad y alegría” son las bases para acompañar a las mujeres en la recuperación del poder sobre el cuerpo y sobre sus vidas.
Hace seis años, la ecología y la salud llevaron a Noelia Sánchez, santafesina licenciada en Trabajo Social, a iniciar su búsqueda de cuidado con el medio ambiente partiendo desde su propio cuerpo. Así surge Flor de Luna, para acercar a las mujeres una alternativa para la gestión de su menstruación. El proyecto invita a que se reproduzca un cambio de conciencia sobre el ciclo femenino experimentando sus diferentes procesos, acompañando la diversidad de cuerpos.
La experiencia de usar toallitas de tela crea un mundo de introspección femenina. Los mitos y tabúes que echan raíz en la sociedad son la barrera a derribar por Flor de Luna, que llega a casi todo el país, con alrededor de cincuenta vendedoras que se distribuyen entre Buenos Aires, Jujuy, Salta, Santa Fe, Entre Ríos, Chubut y Ushuaia. “El mensaje que deja lo descartable está ligado al asco: eso que tu cuerpo produce es basura y hay que tratar de que nadie lo vea. Cerrar bien el paquete, darlo vuelta, ponerlo en una bolsita de plástico, envolverlo en papel higiénico. Siempre tapar, ocultar”, cuenta Noelia Sánchez.
Flor de Luna trabaja de forma asociativa, buscando la manera más justa y humana posible, lejos del modelo de consumo capitalista, de generar trabajo para mujeres reales que pre-establecen cierta cantidad de horas en las que se comprometen a trabajar, organizando un sistema estructural cronometrado para enviar a las casas de las compañeras el material necesario y así avanzar con potencia. Mediante sus productos motivan que las mujeres fluyan, cada una en su ritmo.
Aportar mediante un producto consciente
Tratar de ser coherentes en el armado de las piezas, qué hacer con lo restante, la relación y el cuidado entre las compañeras en el espacio de trabajo, son detalles que tienen en cuenta los productos de Flor de Luna. El aporte para el cambio social tiene que ver con darle otra perspectiva a la relación entre vendedorxs y compradorxs . Por eso Noelia tiene en cuenta quién y cómo producen las telas, hilos, botones que necesita para hacer las toallitas y crea una relación directa con productores de la zona. Como resultado todos los productos son una invitación a conectar con el entorno y el ser.
Tan esencial como mirar la luna, la claridad de saber qué pasa en el cuerpo, conocer sus fases, también empodera. Por eso proponen un Lunario para entrar en sintonía con las fases de la luna y la energía del sol que se mueven en comunión con el cuerpo. Otra herramienta interesante es la Bitácora Lunar, que permite llevar un registro del ciclo menstrual. Parte de los cuatro momentos del ciclo, semejante a las fases de la luna, registrado gráficamente en espiral para que se adecue a la diversidad de mujeres que menstrúan cada 25, 26 o 30 días. Este caracol permite estirar o acortar el ciclo según el propio cuerpo, relacionando la vitalidad del ciclo con la vitalidad misma de la mujer. Al mismo tiempo que genera trabajo sustentable, también trabaja para cortar las cadenas de la norma impuesta y formar una conciencia que acompañe las distintas formas de vivir la menstruación.
https://www.facebook.com/flordelunafeminidadconsciente/
MenstruAcción – la menstruación al Congreso.
“La realidad es que una mujer no puede optar por menstruar o no”.
Bajo esa premisa, las mujeres de Economía Feminista empezaron a pensar la posibilidad de presentar en el Congreso de la Nación un proyecto de ley para reducir los impuestos en los elementos que rigen el control de nuestros ciclos menstruales: pasar a la acción política directa más allá de la visibilización de la temática.
De la mano de esta decisión, para el 8 de marzo organizaron la campaña MenstruAcción, una recolección de productos de gestión menstrual en el marco del Paro Internacional de Mujeres. Así, intervenir el espacio público con un hecho del que no se habla, que se invisibiliza, que no se pronuncia ni siquiera la palabra, fue el disparador al que le seguirían otras acciones.
“La menstruación es otro factor de la desigualdad entre hombres y mujeres porque requiere cuidados especiales y la adquisición de algunos productos de costo elevado; esto es peor aún cuando justamente son las mujeres las más afectadas por la desocupación, o por los bajos salarios“, nos contó Lala Pasquinelli, de Economía Feminista, eligiendo como punto de partida el acceso a la gestión del ciclo.
A ese inicio le siguió otro gran planteo: qué pasa con las mujeres en situación de calle, las que están en cárceles, o qué tipo de cuidados se promueven desde las escuelas.
Entonces el proyecto de ley, su escritura y su debate se hizo inminente. Sabiendo que hay sólo una marca de toallitas incluida en los Precios Cuidados y que estos productos de gestión menstrual no están dentro de la canasta básica, desde Economía Feminista -con la compañía de las diputadas Victoria Donda (Mumalá, a nivel nacional) y Lucía Portos (La Cámpora, a nivel provincial), la senadora provincial Micaela Ferraro del Frente Renovador, y la legisladora porteña Magdalena Tiesso (FPV)- presentaron un proyecto a nivel nacional que prevé la exención del IVA en productos de gestión de la menstruación. El otro proyecto presentado es para la entrega gratuita de productos de gestión menstrual en cárceles, refugios, escuelas, hospitales nacionales.
Desde Economía Feminista, sin embargo, aclaran que al momento de mencionar cuáles serían esos productos tuvieron que agregar un “etcétera” que quedará sujeto a la reglamentación. “Sabemos que desde el Estado no se promueve el uso de otros elementos aparte de la toallita o el tampón, como la copa o las toallitas reutilizables”.
En cuanto a la reglamentación, es interesante resaltar algo que pasa con las leyes y su posterior aprobación: la ejecución depende de la administración pública nacional. Y esa es una decisión política, que en el marco de un año electoral se aparece un tanto lejana por la actividad casi nula de los parlamentos tanto nacionales como provinciales. En esta instancia, ninguno de los dos proyectos presentados están ni siquiera en comisión para ser debatidos.
Sin una respuesta oficial, lo que las mujeres de Economía Feminista ven como un “hito” es haber puesto la menstruación en el Congreso, que se abra el debate en las comisiones, que se empiece a hablar, que se siembre la discusión. “Lo vivimos como una acción interesante, sobre todo en el reconocimiento de lo machistas que son los poderes del estado”, denuncia Lala, en conversación con PEUTEA. No saben si finalmente serán estos los proyectos que se aprueben, o si tendrán que presentar otros. Lo importante, lo material, es poner en debate algo que no se puede seguir evadiendo bajo el pretexto de un tabú tan arcaico: la menstruación la vive la mitad de la población y eso nos hace particulares, nos coarta libertades como habitar el espacio público, nos enfrenta a problemas de acceso a la escolaridad o el trabajo, “y nos ocupa mucho en tiempo y espacio: pensar cómo vestirte porque no te podés manchar, ver que tengas los productos que necesitás… nos reprime para hablar de algo que nos pasa durante toda nuestra vida reproductiva y eso tiene que ver con el acceso a derechos fundamentales de las mujeres”, remata Lala Pasquinelli.
https://economiafeminita.com/
La propuesta de una nueva gestión de la menstruación es nada más, y nada menos, que un acompañamiento. Reflexión que nace en forma de elementos externos como una aplicación o un producto de higiene generando conciencia social mediante la tecnología o la comercialización. El mundo femenino evoluciona día a día, pero volver a las raíces ancestrales, que nos retrotraen a mirar las energías del universo, puede ayudarnos a entender nuestro cuerpo. La manera de relacionarnos económicamente, cómo acompañamos los cambios comunicacionales y la difusión cuando se quiere ser masivo en el sentido de la concientización social impone un nuevo paradigma donde lo masivo ya no está ligado al discurso único y hegemónico. Estos proyectos acercan la idea introspectiva de preguntarse qué hago con este cuerpo femenino en este mundo y en este momento. La manera de presentarse ante la sociedad no se inyecta como una vacuna contra el patriarcado sino que se planta en infinitos campos a sembrar y cosechar por una misma. Cada reflexión será diferente y se ajustará a lo que vos quieras. Lejos de manuales de estilo y percepción, buscan abrirte los ojos para que vos misma seas tu maestra y, conociéndote, puedas compartir esos saberes con las demás mujeres.
Buscar otra forma de vivir el ciclo es promover el bienestar natural que no genera consumidoras y medicalizaciones sino mujeres comunicadas con su cuerpo mediante productos que detallen su producción y que cuiden la cadena de impacto, consumo y desecho. Para que el recorrido, la exploración sean coherentes con los elementos que se utilizan y los procesos que se atraviesan, respetando la unicidad de cada cuerpo, de cada mujer.