Por LEILA INTI / Ilustra EUGENDIBUJA
Un gesto de deseo: una vida de escritura, una escritura de vida.
Dos presencias a lo largo de la letra. Hacerse doble para lograr ver esa traslúcida narración del yo. Las mujeres de nuestra vida, las marcas. Una beba huele entre jazmines y una abuela que convive entre los recuerdos de una memoria que se va alterando. Una vez más, se comprueba que lo posible transcurre en las interpretaciones, más o menos elaboradas, de nosotrxs mismxs. Un relato que hacemos para acercarnos a un otrx.
Bajaba por las escaleras de la facultad, último día de cursada. Necesitaba algo más. El deseo se nos presenta, muchas veces, sin palabras y volvemos a vernos como niñes antojados con algo, encaprichados con la envoltura de no sé qué objeto, la sensación en el aire de algo que nos haría bien. En el hall me encuentro con libros; hojeo y llego a la portadade Entre dos mujeres: un cuerpo renacentista, cartas y una mirada sugestiva, esa imagen me retuvo. Esta vez la flecha alcanzó su objetivo. Un libro sin recomendación impreso hace unos meses, me permite imaginar que María Inés anda por ahí todavía entre las páginas, murmurando sus múltiples anotaciones en los márgenes, sentada al lado mío en el trayecto de colectivo.
La escritura en primera persona es uno de los géneros que más me seducen. El diario íntimo, la carta, las memorias, el ensayo. Crean esa atmósfera de sabernos cerca: una junto ala otra. Quien escribe piensa: ¿esto puede interesarle a alguien?, ¿para qué se escribe?, ¿a dónde quiero ir con todo esto? La escritura surge entre el diván y la cama, en viaje. La escritura es entre espacios públicos mientras viajamos hacia un destino, ese tiempo robado al sistema productivo hace a la palabra más gozosa.
“Este libro surge de un deseo personal que se torna político. De una elección biográfica que me enseña que nunca elegimos – ni vivimos- solo por nosotros mismos. Nosotras mismas, es mejor”(p.46) Esa es la apuesta principal de su feminismo, del mío. Ella traza un recorrido personal a través de la experiencia académica estudiando filosofía, dando clases, haciendo su doctorado; pero al mismo tiempo viviendo en otro mundo desplazado, y tal vez más significativo:ser escritora,ser tía, amiga, ser en el mundo de los afectos. Y allí radica la dificultad, encontrar una identidad después de los límites de una institución, la misma que nos condiciona y nombra en nuestro hacer. ¿Hay algo mío en eso que estoy pensando, haciendo, escribiendo? ¿me siento dentro de la historia? “Algo está mal” Escribir en ese malestar, en esa incertidumbre, en el desencanto de estar dentro- afuera, en la maravilla del encuentro. Así María elige ir hacia la carne, rodear el placer de descubrir su propia voz. La voz femenina con su caríz particular, exploratorio. Una voz que transita el no lugar, la no escucha, el ser hablada por ese Otro universal y masculino. Esa incomodidad que subordina la potencia de la filosofía, donde el placer por saber se sale de los estándares añejos de la academia.
María Inés escribe conmigo esas letras que leo y me con- mueven. Este es un llamado a relatarnos. La escritura filosófica intenta develar un mundo a dónde no nos llamaron. Hacia el final, hay una correspondencia entre amigas, colegas, maestras recíprocas. Virginia Cano le dice ”siento que estoy sentada en algún banco al lado tuyo”. No dice enfrente, dice al lado. Y en la interlocución profunda habla en voz baja, sin pedir permiso para tomar esa iniciativa en un territorio androcentrista. Virginia continúa “ambas llevamos inscriptas en nuestro imaginario y en nuestros cuerpos las huellas del canon viril, colonialista, hetero cis- normado, blanco, (…) “neutro”, “objetivo”. Las dos sabemos lo difícil que es intentar encontrar la propia voz en el escenario filosófico masculino”.
Necesitamos hablar una lengua de nosotras. No para someter, no para enriquecer el ego, sino para acercarnos de otro modo a la vida, al deseo de lo que queremos ser, para reclamar el derecho a la palabra, a poder escribir entre: cruzar la poesía con narración, filosofía y diario íntimo devenido en ensayo de género.