Por Carolina Hidalgo y Andrea Raimondi
“Zinteta”, es Cinta Tort Cartró, una artivista Catalana de 21 años que barre a pinceladas coloridas el machismo metido bajo la alfombra de España a través de la ilustración, la fotografía y el arte callejero.Sus trabajos Mancho y no me doy asco, Free The Nipple (libera el pezón) y StretchMarks (estrías) cuestionan al sistema heteropatriarcal y capitalista desde su experiencia de vida, donde representa los sentires de muchas, porque ahora comprende que lo personal es político.
Cuando publicó sus primeros bocetos de copas menstruales y clítoris, sus amigos hombres la acusaron de radical, le preguntaron qué hacía, al tiempo que sentenciaban “a esta tía se le ha ido la olla”. Eso le dio más fuerza para seguir haciendo, y en poco tiempo su obra se viralizó en las redes: sus mensajes de liberación de lxs cuerpxs, de quitar el tabú sobre la menstruación y la sexualidad femenina, recorrieron el mundo.
En las obras de Cinta lo personal se convierte en político, porque entiende que su lucha interna no termina de ser transformadora si no la comparte; porque entiende que la lucha es reflexión y colaboración colectiva, y ahí está la verdadera revolución.
-¿En qué sentido crees que tu trabajo aporta a la lucha feminista?
-En mi trabajo hay una crítica y una lucha para transformar todo lo que la sociedad nos impone. Creo que hay que transformarlo, girarlo, pero hacerlo conjuntamente, entre todas. Creo que es necesario aprender juntas, compartir, sin atacar. Yo no sabía antes muchas cosas que ahora me he cuestionado. Pero está muy bien que me las haya cuestionado y haya llegado a ciertas reflexiones, entonces ¿por qué no compartir con lxs demás y que puedan hacer este mismo trabajo y proceso? Hay una lucha que es interna y también una lucha de todas, de muchas personas que se sienten identificadas.
-¿Qué es el arte para vos?
El arte para mí es muchas cosas. Ante todo, es una conexión conmigo,con el mundo y con todo. Es una forma de expresión muy potente pero sobre todo es esto: conexión con una misma; el poder expresar, el poder plasmar, el poder sacar y el poder aprender de ello.
También creo que el arte es interrogante; el interrogante a muchas preguntas que tú misma te vas respondiendo cada vez que creas, que expresas, que imaginas.
Para mi es sobre todo eso: es conexión y a la vez interrogante.
El arte en clave feminista para Zinteta empezó con el abordaje de la menstruación, a partir de la necesidad de romper a través de sus obras con el tabú que pesa alrededor del tema.
En su perfil de Instagram aparecieron imágenes de copas menstruales que contenían líquidos coloridos y brillantes, toallitas empapadas en acrílicos multicolores, tampones engordados de pintura en planos detalle, bombachas y calzoncillos de todo tipo manchadas.
¿Cómo nace la serie “Mancho y no me doy asco”?
Z: A partir de que empecé a usar la copa menstrual, me conecté de otra forma con mi ciclo menstrual. Noté que no se habla del tema, que apenas se aborda en los colegios, que no compartimos las experiencias, es decir, que sigue siendo un tema tabú. A la vez tenía la sensación de que muchas personas lo viven como “me sale sangre, me compro un tampón y lo tiro a la basura. Esto solo es la regla, no hay nada más detrás”, entonces surgió la necesidad de visibilizarla.
El título “mancho y no me doy asco” viene de mis primeras experiencias con la menstruación. Cuando era adolescente tenía mucho miedo a manchar, estaba muy desconectada con mi cuerpo. Ahora aprendí que realmente no pasa nada, podemos manchar y es totalmente normal. Entonces la idea fue trabajar todo ello, para conocernos más, reflexionar sobre el ciclo, sobre nosotras mismas y la relación que tenemos con él. Creo que es importante que intercambiemos experiencias y aprendamos de lo que nos pasa. Desde que empecé con la serie muchas personas me escriben para contarme “yo he empezado a usar la copa menstrual” y eso es súper bueno: conozcamos las alternativas, ayudémonos entre nosotras.
En tu serie Strechtmarks (estrías), usas la pintura para resaltar las grietas que históricamente nos enseñaron que son feas, que hay que odiarlas y exterminarlas.
¿Cómo surge la idea de usar el cuerpo como lienzo?
Z: El tema del cuerpo empezó a raíz del proyecto de la menstruación. Cuando arranqué con ese proyecto, que era todo ilustración, decidí intervenir compresas, tampones, bragas, calzoncillos.Hubo un momento en el que mi parte interna artística dijo “quiero combinar esto con fotografía y llevarlo a la piel”. Lo primero fue esto de pintar la piel como si nos hubiésemos manchado. Recuerdo un día que estaba en mi apartamento y decidí pintarme a mí misma; experimentar con la pintura. Yo pinto mucho y me mancho las manos pero nunca había conectado más allá de esto. Y me pinte las estrías. Ese fue el inicio: cuando las pinte fue como “qué bonito”, las compartí y tuvo mucho boom. Entonces empecé a plasmarlas en otros cuerpos, primero a mis amigas y después a gente que no conocía, personas que me escribían pidiéndome que las pintara. La verdad que la mayoría de gente que he pintado la he conocido por eso. Y esto es genial, porque hay una conexión muy fuerte … conectar pintando una piel, tocándola, observándola; que la persona te cuente sus historias.
¿En la intervención de los cuerpos hay una crítica a la belleza hegemónica?
Z:La idea de pintar sobre el cuerpo es un poco eso: mostrar la realidad corporal y todo aquello que nos hacen creer que no es bello. Pero entonces…qué es la belleza? Primero, cada unx tiene unos ojos y cada ojo ve de una manera diferente. Tenemos que reflexionar sobre ello y sobre el hecho de que todos los cuerpos son válidos. Ya que nos enseñan a no quererlos, vamos a revolucionarnos un poco y a trabajar para poder querernos.
En lo personal, durante mi adolescencia tuve muchos problemas en la relación con mi cuerpo. No lo quería, tenía muchos problemas alimenticios. He tenido muchos conflictos, hasta que acepté mis estrías, hasta que acepté que no era una persona súper delgada. Hasta que acepté que no entraba dentro del cánon que siempre te han hecho creer ” que si no entras pues no eres válidx”, y te pasas la vida intentando entrar; no vas a entrar porque es irreal. Yo tenía muchas cosas dentro que ahora van saliendo: el último año he aprendido a quererme más, he aceptado muchas cosas, y al aceptarlas han sido capaces de salir hacia afuera. Entonces yo creo que es súper importante que una se quiera, se conozca, se observe, vea lo que tiene, que lo quiera y así se pueda conocer. Conocerse y aceptarse. Comunicar contigo para poder comunicar con el mundo.
–¿Por qué te parece importante abordar la sexualidad femenina desde el arte?
Apenas nos hablan del ciclo de la mujer y nunca se habla, por ejemplo, de la masturbación femenina. Por el desconocimiento, yo tardé muchísimo en conectar con mi cuerpo. Creo que es importante que las personas puedan experimentar con su cuerpo y que podamos compartir esas experiencias. Detrás de lo que pinto hay una crítica a no hablar de ello, a no aprender de nosotras. Mi lucha es romper con el tabú sobre la sexualidad femenina. Me parece vital conectar contigo, conocerte. Espero que las generaciones que vengan no tarden hacerlo, en saber quiénes son y qué tienen, en explorarse. En ese mismo sentido trabajo sobre la idea “Free the nipple” (liberar el pezón). Los pechos de las mujeres están super sexualizados y me parece muy duro que no podamos mostrarlos, hacer topless en la playa, sacarnos fotos. Es una censura muy fuerte. Me parece importante romper con esto para que podamos sentirnos libres, es nuestro cuerpo y tenemos que poder mostrarlo con total libertad.