Una llama que contribuya a la hoguera
Estoy de espaldas pero sé que estás ahí. Desnudo y con los ojos cerrados, abrazando mi almohada con todo tu cuerpo. Siempre que te haces bolita no puedo evitar jugar a alzarte como si fueses un bebé indefenso, como si no tuvieses casi cuarenta años. Leer más