América es nuestra, no del Capital

por Lorena Bermejo

“Hablo en lengua guaraní porque la lengua nos libera también”. Así empieza Hermes, del Partido Comunista Paraguayo, a leer la última parte del documento consensuado por la Campaña Nacional Migrar no es Delito para el cierre de la marcha, que partió desde Tribunales hasta la plaza del Congreso. Desde la Campaña decidieron resignificar el Día del Migrante, 4 de septiembre, con un paro de trabajadorxs migrantes y una gran marcha y concentración, para reclamar la derogación del DNU 70/2017. El año pasado, Mauricio Macri aprobó el decreto que viola la vigente Ley de Migraciones, sancionada en 2003, que establece que el Estado Nacional se compromete a asegurar el acceso igualitario a lxs migrantes en las mismas condiciones de protección, amparo y derechos de los que gozan lxs ciudadanos nacionales (Artículo N°6 de la Ley 25.871). “Los derechos que dicen que robamos, están garantizados en la Ley”, asegura Andrea, parte de la Campaña. Andrea llegó desde La Paz, Bolivia, con sus padres y sus cinco hermanas. Crecieron todas juntas en La Matanza, estudió Trabajo Social en la UBA y trabaja en distintos programas de inserción social. Vino a la marcha con su hermana y su sobrina. “Lo que hace el decreto es aumentar la discriminación y la xenofobia, pueden deportarnos sin importarles si la documentación está en trámite, si tengo un turno o si tengo un trabajo o una familia que mantener”, afirma en referencia al DNU que cambia categorías, restringe derechos y criminaliza nacionalidades, con figuras como “residencia precaria”, un vale por noventa días que “no genera derecho a una resolución favorable respecto de la admisión solicitada (la residencia permanente)”, según indica en el primer artículo de la norma.

  La marcha avanza por la 9 de Julio, son las doce del mediodía y un sol que anuncia la primavera deja al descubierto algunos brazos, algunas piernas. Hay mujeres que llevan niñxs en la espalda y banderas en las manos.  Otras, megáfono y carteles. Más adelante un grupo de pañuelo rosa canta las consignas: “Olé olé, olé olá, yo soy migrante, no criminal, y tu decreto lo vamos a derogar”, son las mujeres del Bloque de Trabajadorxs Migrantes. Entre ellas, la doctora Zulema Montero, de nacionalidad boliviana, cuenta que llegó al país hace dieciocho años, para alejarse de una situación de violencia familiar. Dentro del Bloque, las mujeres sintieron la necesidad de agruparse, para hacer frente al silencio que muchas mantienen por no tener a quién recurrir o por falta de trabajo para mantener una economía familiar por su cuenta. Maria Rachid, titular del Instituto contra la discriminación, de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, también marcha junto a las organizaciones de la Campaña: “Siempre que hay situaciones cruzadas, en este caso ser mujer y migrante, la situación es más grave, hay más vulneración de derechos y más obstáculos en el acceso a los derechos que han sido reconocidos”, confirma a Peutea.

fotografía: Itza Cleta

  “Ser migrante es mi forma de vida, llevo más tiempo en la migración que el tiempo que pasé en un país”, dice Margarita, que tuvo que irse de Colombia hace veintidós años y vivió en distintas ciudades hasta llegar a la Argentina, donde vive junto a su compañero y sus dos hijas. En diciembre del año pasado la echaron de su trabajo: “tienen que culpar a alguien de todo lo que está pasando y lo más fácil es culparnos a nosotrxs, lxs migrantxs”. En Congreso, suena la cumbia colombiana mientras se preparan los grupos de música y danza que van a presentarse para cerrar la jornada de lucha. Alrededor, las organizaciones que van llegando se acomodan en semicírculo. Esther se acomoda en primera fila; en su rostro, las arrugas de una vida agitada: llegó hace cinco años, desde Lima, Perú, en busca de una vida más estable laboralmente. “El decreto es peligroso porque nos enfrenta como pueblos. Quieren hacerles creer que somos lxs culpables de la crisis, pero lo que tienen que entender es que la conformación misma de Argentina es de migrantes”. Habla firme y convencida, como quien lucha desde hace mucho tiempo por una misma causa: “tenemos que unirnos para enfrentarlos a ellos, a las políticas del imperialismo”.

  Después del grupo de danza paraguaya, las agrupaciones que forman parte de la Campaña se acercan para leer el documento, un manifiesto para la unidad de los pueblos, para entender que una frontera no puede decidir quiénes somos y qué territorio tenemos que habitar, para recordar la igualdad de derechos que el DNU 70/2017 vulnera. “Delito es tergiversar y utilizar datos sesgados para imponer una supuesta necesidad y urgencia”, afirman en el documento, en referencia a los datos que el Gobierno utilizó para justificar el control y darle rienda suelta a la discriminación, “de la población migrante, que es el 4.5% de la población del país, el 0.06% fueron detenidos por delitos relativos”. La criminalización no solo consta de la vías de control, sino de la dificultad cada vez mayor para realizar los trámites de residencia, y como consecuencia la profundización de la falta de trabajo. “Si hay algo que tenemos claro, es que lxs migrantes de todo el mundo generamos riqueza y trabajo para el conjunto de los pueblos. Si hay algo que sobra aquí no somos lxs trabajadorxs sino los políticos del ajuste”