33° ENM: el verbo que hoy nos nombra

POR ROCÍO FABBIO
FOTOGRARÍAS POR BELÉN RANELLI
ROTOSCOPIA POR JULIETA PONCE

“Los Encuentros Nacionales de Mujeres son un espacio de libertad, una especie de fiesta reflexiva, autogestiva, donde por esos días le bajamos la intensidad a esos vínculos tan marcados por el patriarcado y la heteronormatividad”. Cecilia F., profesora entrevistada para esta nota.


Los Encuentros se gestan desde el año 1986 en distintas ciudades del país, con una convocatoria anual que se sostiene por tres días consecutivos, mediante la organización plural y colectiva.
Hace 33 años mujeres de todo el país se suben a micros y aviones para encontrarse. Van en grupos, con sus organizaciones, sus compañeras, sus amigas, en silencio, cantando, leyendo, pensando.

“No sabía qué era un Encuentro Nacional de Mujeres, fui con la idea de ir y cruzarme a 15 personas, estar yo y mis vecinas. Cuando llegamos fue algo zarpado, no pensé que me iba a encontrar con tantas mujeres, fue algo muy fuerte. Teniendo 14 años nunca había escuchado hablar de este encuentro y me motivó muchas cosas de mi barrio” dice Brisa, militante de La Poderosa, quien viajó por primera vez en 2015.

Viajo con mi grupo de militancia porque somos mujeres que siempre pusimos en cuestión el género dentro de la política y porque además de compañeras somos amigas” dice Luna, quien viaja por primera vez este año.

Viajo con Las Juanas, las pibas del lugar donde milito. Viajamos porque somos parte de este movimiento y queremos visibilizarlo” dice Griselda, militante de Las Juanas, quien también viaja por primera vez.

Las mujeres llegan


Durante los días que transcurren se desarrollan los talleres de forma horizontal y democrática. “Mujeres y derechos sexuales y reproductivos”, “Mujeres en el ámbito rural”, “Mujeres y deuda externa”, “Mujeres por la libre determinación de los pueblos” son apenas 4 de los 73 talleres de los cuales se puede formar parte.
Son instancias de participación colectiva donde las mujeres toman la palabra, o mejor dicho, recuperamos la palabra, amplificando nuestras voces, pedidos, reflexiones. Hablamos de aquello que nos urge, lo que nos está violentando, lo que nos duele, nuestras experiencias, cómo vivimos, qué es ser mujer acá o allá.

No nos callamos, nombramos y si no hay nombre, lo inventamos.
¡Queremos decir tantas cosas!

“En 1997 fue mi primer encuentro en San Juan. Yo hacía una revista feminista, “Mujer internacional noticias”, que intentaba concentrar en una única publicación información de lo que sucedía con las mujeres en las distintas partes del mundo. Fui con dos amigas, a cubrir el encuentro” dice Cecilia, docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

“Hace 4 años llevamos el feminismo villero para la gente que nunca nos escuchó hablar o se deja llevar por lo que dicen los medios hegemónicos de nosotras; nosotras vamos y hablamos por nosotras, aportamos nuestra voz, nuestra realidad y lo contamos nosotras mismas”, agrega Brisa.

Nos encontramos para pensar, escuchar, cuestionar, transformar, y, ante todo, visibilizar. Antes del cierre formal del Encuentro, marchamos por las calles de la ciudad, cantando y bailando, con banderas, carteles, abrazadas entre miradas cómplices. Somos nosotras.

Ahora se canta el ‘ahora que estamos juntas, ahora que sí nos ven’; bueno, antes cantábamos ‘ahora que estamos juntas…’ pero nadie nos veía, eso es fuerte”, recuerda Cecilia. “En ese momento igual no lo podía reflexionar así: aprendí mucho en los últimos años con mis alumnas, que vienen con un feminismo más formado, más radical”. Pareciera que generación tras generación, hay algo de esa “fiesta autogestiva libre de patriarcado y heteronormatividad”, que nunca es igual; que se traspasa y desborda cada asistencia.


Queremos hacer visible lo visible. Nada menos, y mucho más.
Pero las movilizaciones en las ciudades, como todo movimiento instituyente, no suceden sin tensiones. Cecilia resalta cómo el encuentro del año 1997 fue duro, “la ciudad no dialogaba con el movimiento y lo atacaba”. Y que el año 2001 fue muy importante con las mujeres que protagonizaban los piquetes y bancaban las paradas en los barrios frente a una fuerte desestructuración económica.


Casi dos décadas después, viajamos frente a un contexto de ajuste en las políticas públicas de salud, educación y trabajo. Marchamos con la convicción de que el aborto será seguro, legal y gratuito. Nos encontramos en un momento de profundos desencuentros, de fracturas en el tejido social, de puños que buscan no vencerse y manos que siguen agitando.

Viajo al Encuentro porque siento que toda mujer debe ir aunque sea una vez. Ver y sentir las experiencias de debatir y de cuestionar todo tipo de políticas y acciones”, dice Luna, que viaja este año por primera vez.

El encuentro es un inicio, un hacer colectivo. la visibilización, emancipación y organización de las mujeres y nuestrxs cuerpxs.

El Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans y Travestis es el verbo que hoy nos nombra.